Los Mercados Financieros El blog de Ricardo González

Un repaso al S & P 500 Total Return Index


Hoy jueves es el último día de cotización de mayo. Con cinco meses transcurridos en este 2018, el S & P 500 ha subido un 1,89% en lo que llevamos de año. Si sumamos los dividendos brutos que han repartido las compañías que lo componen, el índice ha subido un 3,09%.

Me gustaría aprovechar el artículo de hoy para compartir con vosotros una mirada de largo plazo al índice S & P 500 Total Return.

A diferencia del S&P 500 habitual, el índice Total Return incorpora los dividendos brutos repartidos por las compañías que lo componen y que se distribuyen a sus accionistas. Es importante recalcar que se tratan de dividendos brutos, ya que el accionista no llega percibir los dividendos íntegros por razones tributarias tal y como expliqué en este artículo.

El gráfico que podréis ver a continuación representa el rendimiento total del S&P 500 (dividendos incluidos) en las últimas décadas.

Como vemos el S&P 500 ha sido capaz de recuperarse sin ningún género de dudas de los mercados bajistas de 2000 y 2007.

No obstante personalmente prefiero evitar (e incluso sacar tajada) los mercados bajistas optando por una gestión más activa, el rendimiento del buy & hold (comprar y mantener) está ahí, ahora bien, los años 2001 y 2002 junto a 2007/2009 los inversores debieron soportar socavones patrimoniales importantes y en mi opinión innecesarios.

En concreto en el año 2002 la racha de pérdidas del S&P 500 Total Return alcanzó el -47,23%. Entre 2007 y 2009 la racha de pérdidas fue incluso superior ya que el S&P 500 Total Return llegó a depreciarse un 55,07% de su valor. Esto significa que un inversor que tuviese invertidos 100.000$ en el índice a finales de 2007, en el inicio de 2009 dispondría de menos de 45.000$ (y esto sin restar los impuestos que habría tenido que pagar por los dividendos correspondientes y que no se descuentan del gráfico).

Tras esa gran racha de pérdidas ocasionada por el mercado bajista fruto de la crisis financiera entre 2007 y 2009, un inversor indexado a este índice no habría recuperado su inversión hasta bien entrado el año 2012. Es decir, el inversor “pasivo” habría estado más de 5 años en pérdidas. Si tenemos en cuenta el efecto que la inflación tiene en el poder adquisitivo, hasta el año 2014 (7 años después) el inversor no habría sido capaz de recuperar el patrimonio invertido que tenía en la renta variable a finales de 2007.

Las diferencias entre la gestión activa (por la que yo opto) y pasiva, se decantan a favor de la primera precisamente en los mercados bajistas, ya que mientras los inversores pasivos pierden patrimonio durante esos años y tardan muchísimo en recuperarse (7 años en pérdidas se hacen muuuuuy largos), los inversores activos mantenemos o incluso incrementamos el patrimonio en ciclos bajistas, lo que nos permite partir con ventaja de cara a un nuevo mercado alcista.

Descargo de responsabilidad: La información, las opiniones y las ideas expresadas en este documento son solo para fines informativos y educativos y se basan en investigaciones realizadas y presentadas únicamente por el autor. La información presentada representa solo las opiniones del autor y no constituye una descripción completa de ningún servicio de inversión. Además, nada de lo aquí presentado debe interpretarse como asesoramiento de inversión, como un anuncio u oferta de servicios de asesoramiento de inversión, o como una oferta de venta o una solicitud de compra de valores. Los datos presentados en este documento se obtuvieron de varias fuentes de terceros. Si bien se cree que los datos son confiables, no se hace ninguna representación en cuanto a, y no se acepta ninguna responsabilidad, garantía o responsabilidad por la exactitud o integridad de dicha información. Las inversiones internacionales están sujetas a riesgos adicionales, como las fluctuaciones monetarias, la inestabilidad política y el potencial de mercados ilíquidos. El rendimiento pasado no es garantía de resultados futuros. Existe riesgo de pérdida en todas las operaciones. El rendimiento de prueba posterior no representa el rendimiento real y no debe interpretarse como una indicación de dicho rendimiento. Además, los resultados de rendimiento probados tienen ciertas limitaciones inherentes y difieren del rendimiento real porque se logran con el beneficio de la retrospectiva.

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