Sí, no habéis leído mal el título. A tenor de la euforia que se palpa en el ambiente en este arranque de 2013 podríamos decir que las bolsas han tenido un comienzo de año excepcional. De hecho, tal es el optimismo generado sobre los mercados que parece que este arranque de año ha sido el mejor desde hace lustros, pero a poco que hagamos los deberes y estudiemos los gráficos nos daremos cuenta de que esto no es así.
En el cierre de hoy, me gustaría dar un toque de atención a esa euforia que me llega a través de comentarios y correos electrónicos que cada vez son más frecuentes y que en resumidas cuentas trasmiten aquello de “quiero comprar lo que sea porque se va el tren”.
Desde que se iniciase el año, el S&P 500 se ha revalorizado un 6,6%, lo cual es una cifra significativa, pero tampoco es para generar la euforia que se respira actualmente (euforia que por cierto quiero tratar mañana en un nuevo artículo), ya que este arranque de año es peor que cualquiera de los dos años anteriores.
Como se muestra en el gráfico superior gentileza de Bespokeinvest, en el año 2011 el S & P 500 había subido un 6,8% por estas fechas, mientras que el año pasado el S & P 500 subió un 8,2%. Como vemos, el arranque de este año, si bien es positivo, tampoco es tan excepcional, de hecho, los dos últimos años fueron mejores.
Tengo la sensación de que el temor del Fiscal Cliff a finales del año pasado y su posterior olvido con el rally del mercado, han puesto un caldo de cultivo propicio para generar euforia, un estado anímico humano que nos lleva a bajar la guardia, algo que puede resultar fatal en este negocio.
Mañana lo hablamos con más calma.
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