Los Mercados Financieros El blog de Ricardo González

Gráfico histórico: el efecto de la inflación sobre el rendimiento de bolsas


Ayer estuve haciendo un estudio con los datos de inflación de Estados Unidos (gracias a los amigos de inflation data por facilitarme el acceso a los mismos) para ver cómo la omnipresente inflación ha afectado al rendimiento de las bolsas a lo largo de la historia. Es un estudio que me gustaría compartir con vosotros ya que aporta una serie de datos muy interesantes.

Para quien no lo sepa, la inflación, en economía, es el aumento medio de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo. Siempre debe medirse referenciada a un periodo. Por ejemplo, se puede hablar de la inflación interanual si comparamos los precios de hoy con los de hace un año. Éste es, con mucho, el periodo que más se utiliza.

Tipos de inflación
La inflación, dependiendo del grado o velocidad de aumento en el nivel promedio de los precios, recibe distintos calificativos:

  • Deflación: En el caso en el que los precios bajen con respecto al periodo anterior. Suele producirse por un desequilibrio entre la oferta y la demanda. Si existe demasiada oferta (de productos) y demasiada poca demanda (generalmente por falta de dinero) los precios tienen que bajar. Estos periodos suelen estar asociados a las crisis económicas.
  • Inflación moderada. La inflación moderada se refiere al incremento de forma lenta de los precios. Cuando los precios son relativamente estables, las personas se fían de este, incentivando la inversión del capital acumulado.
  • Hiperinflación. Es una inflación anormal en exceso. Se produce cuando hay desequilibrio entre oferta y demanda (poca oferta o demasiada demanda). Puede producirse en épocas de escasez (como guerras o desastres naturales, por ejemplo en la Segunda Guerra Mundial, Alemania sufrió inflaciones del 1.000.000.000.000%) o cuando hay un exceso desmedido de dinero (por ejemplo durante la fiebre del oro en el oeste americano).

Tal y como veremos hoy, en episodios de hiperinflación, los mercados de valores tienden a hacerlo bastante mal. Pero esto no es nada comparado con el otro extremo, ya que a las bolsas de valores les ha ido fatal en los episodios de deflación. Como veremos a continuación, no cabe duda de que al mercado le gusta muchísimo más y tiende a rendir mejor cuando la inflación es moderada.

Empezamos por los números. Tomé todos los datos mensuales de inflación desde 1914 hasta febrero de 2012 y lo dividí en tres grupos. De esta forma quedaron 52 meses con deflación severa (inferior a -5% de deflación en tasa anualizada), 282 meses de inflación grave (más del 5% anualizado), y 856 meses de estabilidad de los precios (entre -5% y +5%).

Los 52 meses de deflación produjeron un retorno real combinado de las bolsas del -46,77%, o -9,60% anualizado. Los 282 meses de alta inflación produjeron un retorno total del -70,84%, lo que supone un -4,32% anualizado. Los restantes 856 meses con un entorno relativamente estable de precios acumulan un espectacular rendimiento del 177.000%. Lo que viene a ser un 15,21% más del doble de la media a largo plazo.

No obstante, para que se vea bien, he preparado el siguiente gráfico. En él se representa las épocas de alta inflación (mayor al 5%) teñidas de rojo y las épocas de severa deflación (inferior al -5%) sombreadas en gris.

(Pulsar sobre la imagen para ver a tamaño completo)

Se aprecia claramente que los entornos de extrema inflación o deflación repercuten en los mercados, ya que estos no logran alcanzar avances significativos, más bien, tienden a vivir episodios de dificultad.

La conclusión clara a la que podemos llegar es que el mercado de valores es rentable durante los meses en los que la inflación anualizada se encuentra entre el 0% y el 5%. El resto del tiempo, el mercado de valores ha sido un activo nada interesante para la inversión.

La última vez en la que la inflación en Estados Unidos superó el 5% fue en los meses de junio, julio y agosto de 2008.

Por suerte, desde hace mucho tiempo, los estados se han dado cuenta de que controlar la inflación era primordial. Empezaron permitiendo solo al Estado acuñar moneda, y acabaron, en la época moderna, vendiendo dinero (préstamos).

Los bancos centrales y el control de la inflación
Existen muchas teorías y métodos para intentar controlar la inflación. Uno de ellos es el que llevan a cabo los bancos centrales.

Cuando se dice “el Banco Central Europeo ha fijado el precio del dinero al 1%” (en realidad se refieren al precio de salida de la subasta, el precio final puede ser un poco más alto), nos están diciendo que presta dinero a los bancos privados a un tipo de interés dado. El banco privado hará negocios con ese dinero (que se supone que le darán más beneficio que el tipo de interés que le cuesta el préstamo del Banco Central) y se lo devolverá cuando hayan acordado.

¿Pero de dónde saca el Banco Central el dinero para prestárselo a los demás? Básicamente de las reservas que tiene, y si ni con eso es suficiente, simplemente imprimiendo más billetes, lo que aplicado a la práctica significa pulsar una tecla para modificar sus bases de datos. Tan sencillo como eso.

El control de la inflación a través de los tipos de interés se puede resumir de la siguiente manera:

  • En caso de entrar en deflación (típicamente por una crisis), el Banco Central vende el dinero a un tipo de interés muy bajo: el 1%, el 0,5% o incluso el 0%. De este modo, los bancos se lo prestarán a sus clientes con un tipo de interés también muy bajo. Como es muy bajo, habrá muchos de estos clientes que pedirán un préstamo para montar empresas, generar negocio y finalmente salir de la crisis. A la vez, como hay más dinero en circulación, esto provocará que la inflación suba, dejando de ser negativa.
  • En caso de que la inflación comience a subir demasiado, el Banco Central empieza a vender el dinero a un tipo muy alto: el 3%, el 4%, el 5%,…(a principios de los noventa, los tipos en España rondaban el 12% anual). De este modo, si los bancos se lo prestan a sus clientes, será a un tipo muy alto; se supone que de este modo se pedirán pocos préstamos, y, por lo tanto, el Banco Central no venderá mucho dinero. Además los préstamos que haya concedido anteriormente el Banco Central irán venciendo, los clientes se lo devolverán a los bancos y los bancos al Banco Central y este lo destruirá. Así que lo que se está haciendo es retirar dinero de circulación. Al haber menos dinero, los precios dejarán de subir o incluso bajarán, moderándose la inflación.

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