
Desde principios de año hemos visto en diversos artículos como se estaban juntando diferentes elementos que históricamente han sido capaces de poner punto y final a ciclos alcistas. Desde entonces, la situación técnica de los principales índices se ha ido deteriorando hasta el punto en que la inmensa mayoría de los grandes índices mundiales operan actualmente con pendientes descendentes en sus promedios móviles de 30 semanas.
Esta semana, un inversor me preguntaba si teniendo en cuenta el escenario negativo de fondo, no hay ninguna circunstancia que pueda aportar alguna esperanza positiva para las bolsas de cara a la recta final de año y la respuesta es que sí: la estacionalidad.
Desde un punto de vista estacional, nos acercamos una de las épocas del año en las que las bolsas históricamente han sido capaces de mostrar mejor comportamiento. En Estados Unidos conocen esta pauta estacional como “efecto Halloween” y comprende a las semanas que van desde justo antes de Halloween hasta que finalicen las fechas navideñas.
Comprar renta variable (tomando como referencia el S&P 500) justo antes de Halloween y manteniendo posiciones hasta fin de año ha sido un éxito en 58 de los últimos 72 años, o lo que es lo mismo un 80,56% de efectividad tal y como podemos ver en el siguiente estudio realizado con la herramienta estacionalidad por periodos de esBolsa.

En los poco más de dos meses que transcurren desde las vísperas de Halloween hasta el fin del ejercicio el rendimiento promedio del mercado es del 3,97%, uno de los resultados más fuertes y sólidos de todo el año siguiendo la estacionalidad del mercado.
En la parte inferior de la herramienta de estacionalidad por periodos de esBolsa, podéis ver una gráfica que refleja al detalle el resultado de las operaciones realizadas siguiendo este patrón año tras año.

Sobra decir que el efecto Halloween no está ni mucho menos garantizado, ya que, como todos los aspectos del mercado, es un campo puramente estadístico. Recordemos que los patrones estacionales ofrecen una visión orientadora (que no operativa) de los mercados. Estos datos están bien para conocer cómo se han comportado históricamente las bolsas en un periodo dado, pero a la hora de operar lo importante siempre serán los aspectos técnicos que muestren los mercados (que actualmente NO son positivos).
Por ejemplo, si nos fijamos en los años en los que estallaron los dos últimos grandes ciclos bajistas (2000 y 2007), el balance del S&P 500 durante el “efecto Halloween” fue negativo, con pérdidas del 4,3% durante el inicio del estallido de la burbuja “puntocom” y del -4,36% en los primeros compases de la crisis financiera.
Esto pone de manifiesto que, al estar sumergidos en un ciclo bajista, los patrones estacionales pueden quedar en un segundo plano y esta es la razón por la que siempre debemos dar más peso en el análisis a la situación técnica del mercado (tendencia de fondo).
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