Los Mercados Financieros El blog de Ricardo González

El invierno de Kondrátiev sigue sobre los mercados



Jornadas muy difíciles y dolorosas las vividas en las bolsas de valores durante las últimas semanas, los recortes de este calado siempre causan incertidumbre y más si se producen a la velocidad que estamos viviendo. En un entorno en el que todo el mundo busca respuestas de corto plazo creo que es momento de diferenciarnos y recordar el mercado en el que estamos inmersos desde el año 2000, algo que tiende a olvidarse con suma facilidad, pero que por desgracia es de suma importancia y que el mercado vuelve a recordarnos con toda su dureza. Nos guste o no, nos encontramos en uno de los ciclos de largo plazo más difíciles para las bolsas de valores, y hemos visto como el invierno de Kondratiev y la estación deflacionaria han vuelto a reaparecer con toda su dureza.

Antes de empezar, me gustaría insistir una vez más en que en este tipo de ciclos es muy importante la diversificación sobre la que tanto he insistido en los últimos meses, ya que las sorpresas desagradables en las bolsas de valores se repiten con más frecuencia de lo que sería deseable. Todo el que haya hecho los deberes, habrá notado cómo esta diversificación le habrá llevado a diluir de forma notable los retrocesos en las bolsas de valores, algo muy importante si se quiere llevar a cabo una gestión responsable de nuestras inversiones. Es duro asumirlo y muchos prefieren hacer oídos sordos, pero la realidad, tal y como he comentado en alguna ocasión, es que este ciclo que estamos viviendo desde el año 2000 no es el apropiado para hacerse millonarios en las bolsas de valores, y sí lo es para formarse y entender cómo de importantes e imprescindibles son tanto la gestión de capital como la diversificación. Todo el trabajo de aprendizaje que nos impondrá el mercado en este ciclo, tendrá su recompensa cuando florezca la primavera de Kondratiev dentro de unos cuantos años. Mientras tanto, no queda otra que aguantar azotes y seguir asumiendo la grandeza de los mercados a la vez que seguimos con su estudio.

Ante la importancia de lo acontecido, hoy quería rescatar algo sobre la anomalía de la deflación y sus consecuencias en las normas de intermercado que, sin lugar a dudas, es la razón principal que se encuentra tras lo vivido en las últimas semanas. Aunque algunos ya lo conocéis, voy a tratar de explicar de forma clara y simplificada las ideas principales, a fin de no complicar en exceso su interpretación.

Para poder comprender mejor las ideas que hoy trataremos, conviene diferenciar previamente los siguientes conceptos:

•     Inflación: es el aumento sostenido y generalizado del nivel de precios de bienes y servicios y factores de producción a lo largo del tiempo.

•     Desinflación: es una etapa económica en que el crecimiento de los precios, es decir, la inflación, se reduce pero no llega a ser cero o negativo.

•     Deflación: es la caída generalizada del nivel de precios de bienes y servicios en una economía.

Los dos primeros casos son los más habituales, y es por ello que el ciclo económico se basa siempre en premisas en consonancia a la inflación y desinflación (con ligeras variantes).

Una de las principales relaciones de intermercado se basa en que un precio del bono alcista (no confundir con la rentabilidad) es sinónimo de una bolsa alcista en el medio plazo. Cuando los ciclos se mueven de forma habitual, los techos de los mercados se pueden diferenciar porque los precios del bono se derrumban mientras la bolsa sigue ascendiendo.

Veamos como ejemplo el fin de este último mercado alcista.

En la imagen se aprecia claramente cómo el bono adelantó el derrumbe de las bolsas. Esta relación es básica en el análisis del ciclo económico desde hace muchísimos años, y es por eso que se usa el bono como un indicador adelantado a las bolsas.

La situación contraria también se produce, durante una tendencia bajista en los mercados, los bonos retoman las alzas antes que las acciones.

Normalmente las fases bajistas se inician con caídas del bono, después llegan los recortes en las bolsas de valores para finalmente trasladarse a las materias primas. En las recuperaciones sucede lo mismo pero al alza, asciende primero el precio de los bonos, después las bolsas de valores y por último ascienden las materias primas.

Bien, introducidos ya en materia, podemos pasar ya a la “anomalía” de la deflación, y cómo ésta afecta a la relación bono/bolsa por la que podemos vivir ciclos bajistas sin el previo aviso de los bonos.

El ejemplo histórico del periodo deflacionario mas grave lo tenemos después del gran crash del 29. La época comprendida entre 1930 a 1942 se caracterizó por un periodo difícil para los mercados de valores, y nos demostró cómo los grandes ganadores de este tipo de ciclos son el oro y los bonos.

Dow Jones Industrial:

Como vemos el comportamiento del mercado de valores fue complicado, exceptuando los 4 años que siguieron al crack, se aprecia claramente una tendencia lateral-bajista en la que sumergió al mercado.

Lo más curioso es que como veremos a continuación, pese a que los valores se vieron “acorralados” en ese periodo lateral-bajista en el que era casi imposible hacer dinero, la rentabilidad de los bonos bajaba de forma ininterrumpida, o lo que es lo mismo, el precio de los bonos aumentaba. Os lo he señalado con un círculo verde sobre la línea roja, es el primer precedente del que tengo datos, en el que se puede apreciar que la norma “bono/bolsa” se rompe. La causa, sin duda, la deflación.

Bien, viendo esto ya sabemos que uno de los ganadores de los periodos deflacionarios son los bonos, en detrimento de la bolsa, que se ve seriamente perjudicada en tiempos de hostilidad deflacionista.

Como ya hemos visto en otras ocasiones, hay otro elemento que lo podríamos catalogar como el gran ganador del periodo deflacionista de los años 30, las mineras de oro.

¿Por qué las mineras y no el oro? El 5 de Abril 1933, Franklin Roosevelt, presidente de los EEUU, publicó una orden ejecutiva presidencial que empezaba con estas líneas:

Yo, Franklin D. Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, por declarar que dicha emergencia nacional todavía sigue existiendo y de conformidad con dicho artículo a la presente el prohibir la acumulación de monedas de oro, lingotes de oro, y los certificados de oro en el territorio continental de Estados Unidos por particulares, sociedades, asociaciones y corporaciones y de esta manera establecer las siguientes normas para llevar a cabo los propósitos de la orden……

En pocas palabras, el gobierno intervino y fijó el precio del oro. Esto ató de pies y manos la inversión directa en el metal dorado, pero no en las mineras de extracción, es sorprendente apreciar cómo mientras la inmensa mayoría de valores estaban pasando unos años muy difíciles, las mineras como Homastake Mining (actualmente Barrick Gold Corporation) se dispararon en las bolsas.

Después de leer esto, muchos estaréis relacionando ideas con la actualidad (que es de lo que se trata).

Desde el 2002 el precio del oro se ha disparado como bien sabéis, técnicamente no hemos tenido deflación, pero en momentos puntuales el mercado la descuenta porque la teme, y la historia de los años 30 en esos momentos se repite.

Teniendo claro que el mercado descuenta deflación sólo en momentos puntuales se entiende el porqué desde el 2003 al 2007 vivimos un mercado alcista con las relaciones habituales del ciclo económico. Sumergidos en una burbuja inmobiliaria creada por el dinero fácil, los miedos deflacionarios se olvidaron y pese a que estamos en un ciclo secular deflacionista que explica la subida del oro desde el 2002, esta deflación sólo sale a flote en forma de temor en momentos puntuales como el actual.

1998 el principio de un ciclo secular deflacionista:

En Agosto de 1998 tenemos el primer síntoma de inicio del actual ciclo deflacionista, las normas habituales sufrieron un traspié, y muchos interpretaron que esto indicaba el inicio del fin de la teoría del ciclo económico. Nada más lejos de la realidad, lo que sucedió ni más ni menos fue el primer síntoma de miedo deflacionista, los años 30 volvían, pero sólo en forma de temor.

La línea punteada de la imagen representa el Dow Jones y la línea continua es el precio del bono americano. Se puede apreciar claramente como se descorrelacionan, pero para explicar esto conviene mirar un año más atrás.

La crisis cambiaria asiática, se inició en 1997 porque la moneda de Tailandia se vino abajo, más tarde se contagiaron otras monedas de la región causando un colapso en las acciones asiáticas, este colapso tuvo un efecto onda en el resto del globo, confirmando la globalización de los mercados.

Aquí empezó el miedo a la deflación, las materias primas empezaron a descender y la puntilla vino un año más tarde cuando se sumó la crisis de rublo ruso.

La descorrelación del bono con la bolsa que hemos visto más arriba es bastante similar si la comparamos con la actualidad (o incluso el episodio de ahora hace un año) , vemos como el bono asciende mientras la bolsa sigue su caída.

Ya hemos visto, lo que es la deflación, sus precedentes, las consecuencias y ahora nos faltan las soluciones.

En estos ciclos, los grandes beneficiados son el oro y los bonos, pero en la actualidad para salir de esta descorrelación ¿qué ha de suceder?

Bien, la deflación se caracteriza por unas materias primas en serios apuros para ascender y crear inflación (a excepción de los metales preciosos), para espantar los fantasmas deflacionarios hay que estimular la subida de los precios de las materias primas y la forma más fácil, tal y como hicieron en el 98 y el año pasado (con la QE2), es devaluar el dólar.


Fijaos como tras devaluar el dólar los mercados volvieron al alza, los fantasmas deflacionarios se esfumaron y todo volvió a la normalidad. La caída del dólar dio oxígeno a las materias primas tanto en 1998 (especialmente al crudo) como en 2010 cuando el índice CRB se revalorizó un 50%.

La situación actual la considero más delicada que la de 1998 y la que vivimos el año pasado. Siguiendo la historia, la normalidad a los mercados para espantar a los fantasmas deflacionistas no tiene otra que volver de la mano de una caída adicional del dólar, divisa que creo que tiene la clave de lo que acontecerá en los próximos meses. Tanto en 2010 como en 1998 el dólar estaba fuerte, por lo que fue relativamente fácil “manipular” el mercado tirando a la baja del billete verde. Ahora mismo, la FED tiene la divisa yankee bastante débil y no sé hasta que punto y durante cuánto tiempo podrán seguir derrumbándola para crear inflación.

Sin lugar a dudas, la pinta del dólar ahora mismo sigue siendo bajista, por lo que podemos pensar que el movimiento fuerte que parece avecinarse (ver Atlas) será de nuevo a la baja, para tirar al alza tanto de materias primas como de los mercados de valores. Esto es algo que todavía está por ver, y que sin lugar a dudas creo que tendrá la clave de lo que suceda en los mercados en las próximas fechas. Si por la razón que sea, el Dollar Index se va arriba (seguramente como consecuencia de algún problema con el euro) la situación podría complicarse, a día de hoy es la opción menos probable, pero no por ello tenemos que descartarla y menos en un mercado que depende tanto de decisiones políticas.

Dada la complejidad de la situación en los mercados de acciones tenemos que tomárnoslo con calma. Considero que lo más prudente y lógico para el entorno actual es mantenerse a la expectativa y aprovechar las oportunidades que brinden tanto los metales preciosos como el franco suizo.

Más a largo plazo, no debemos de olvidar que la papeleta para la FED en los próximos años no es nada fácil, ya que tenemos un mercado caro (ratio precio/dividendo) que a largo plazo se ha de corregir en profundidad o en tiempo, o lo que es lo mismo, un mercado lateral de muchos años (preferido por los políticos) o un mercado bajista de gran calado (capitalismo puro cada vez menos frecuente).

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