
Hace unos días os enseñaba como la línea avance/descenso (uno de los ingredientes previos a un nuevo mercado bajista), muestra que la estructura interna del mercado sigue estando bien en este mercado alcista nacido en 2009. No obstante, en dicho artículo advertía que esa era únicamente la primera pieza del puzle necesaria para el nacimiento de un nuevo mercado bajista (bear market como les gusta decir a los yankees).
Hoy vamos a ver la segunda pieza que no es otra que los bonos, puesto que, como tal y como comento en mi libro “El código de Wall Street”, el precio de los bonos resulta un indicador adelantado sobre los mercados de acciones. A raíz de los movimientos en los mercados de deuda en las últimas semanas, vamos a aprovechar para repasar conceptos y ver la situación actual.
Históricamente descensos superiores al 15-20% en el precio de los bonos a 30 años, y alrededor del 10% para los bonos a 10 años, han sido preludio de mercados bajistas tal y como podemos apreciar en los siguientes ejemplos:
Nota: En los gráficos que veréis a continuación, la línea discontinua pertenece al precio de los bonos y la continua al S&P500.

En 1980 el director de la Reserva Federal, Paul Volcker, aumentó la tasa de interés de EEUU atrayendo capitales de todo el mundo. El objetivo era lograr que la afluencia de divisas bajara la inflación y relanzara la maquinaria productiva norteamericana que estaba en recesión. Como es lógico, esta política restrictiva tuvo su influencia en el precio de los bonos, que perdieron un 40% en algo más de un año.
Tal y como podéis ver en la imagen de arriba, la acusada caída del bono advertía sobre un posible inicio de crash en las bolsas, que llegaría 6 meses después en el mercado bajista de principios de los 80, en el que las bolsas de valores perdieron más de un 25% de su valor.
1987:

No fue la mayor caída de la historia del Dow Jones, pero tiene la fama de serlo. Han pasado más de dos décadas, pero el famoso y dramático ‘Lunes Negro’ –‘Black Monday’ para los anglosajones- todavía retumba en las memorias de millones de norteamericanos. Aquel fatídico 19 de octubre de 1987 los cimientos de la mayor bolsa del mundo, Wall Street, se tambalearon por el pánico de millones de inversores que se lanzaron en masa a vender sus acciones.
Para muchos este es el cisne negro por excelencia que, para el que no lo sepa, significa que estamos ante un hecho improbable, impredecible y de consecuencias imprevisibles.
Este tipo de “titulares” a mí nunca me han gustado, ya que son la típica respuesta fácil que invita a dejar pasar por alto hechos que si se estudian nos pueden resultar útiles para el futuro.
Una vez más el bono tuvo la clave y la caída del precio, en más de un 25% terminó con aquel fatídico lunes que muchos siguen creyendo que fue impredecible.
2000-2002:

Ya estamos mucho más cerca del presente y seguro que muchos de los que leáis este artículo ya estabais participando en las bolsas de valores en la famosa crisis de las “puntocom”.
Desde finales de 1998 el bono estadounidense empezó a gotear poco a poco a la baja, hasta llegar a perder la friolera de un 35,7%. Una vez más el bono advirtió de que la fiesta alcista estaba a punto de terminar, y sucedió que en el año 2000 las bolsas de valores empezaron a formar un techo que desencadenaría en un mercado bajista que llevó a perder al índice S&P500 un 47% de su valor.
2007-2009:
Por último veremos que el bono (en este caso el alemán a 10 años) también nos advirtió de que algo malo se acercaba cuando desde 2006 la deuda germana estaba de capa caída. La razón de utilizar el bono alemán a partir del año 2000, es que desde ese año la Reserva Federal lleva interviniendo el mercado de bonos americano, generando alteraciones artificiales sobre el precio que pueden alterar el estudio. Esta es la razón por la que actualmente y hasta que vuelva a la normalidad el mercado de bonos americano, utilizamos el bono alemán como referencia.
Lo que sucedió un año después a la caída de los bonos alemanes todos lo sabemos, un mercado bajista que llevó al SP500 a perder un 56% en el que es ya uno de los mayores mercados bajistas de la historia de las bolsas de valores.

Ahora que ya entendemos con ejemplos históricos cómo la caída en los precios de los bonos termina por afectar a las bolsas de valores, es momento de revisar el aspecto actual de los bonos.

En las últimas jornadas se han experimentado retrocesos verticales en el precio de los bonos. ¿Pero son suficientes para un nuevo mercado bajista? NO.
Hasta el momento la última caída del EuroBund apenas ha supuesto un 3,3% de retroceso, lo que siguiendo los antecedentes históricos resulta insuficiente para generar un nuevo mercado bajista como los repasados anteriormente. No obstante, como siempre deberemos de estar pendientes, porque en caso de que los bonos siguieran cayendo hasta los niveles de “alerta histórica” la situación podría ponerse complicada en las bolsas de valores en los meses siguientes. Esto es algo que todavía está por ver y que llevará su tiempo, pero es una situación que hay que seguir.
En lo que respecta a la referencia de los bonos americanos a 30 años, la situación es la siguiente:

En el caso de los bonos americanos a 30 años la caída de máximos a mínimos es del 7,05% (en bonos con estos vencimientos a más largo plazo, históricamente han sido necesarias caídas del entorno del 20% para generar mercados bajistas). Todavía lejos de los niveles de alerta, pero habrá que seguir su evolución.
No olvidemos, que detrás de estos movimientos históricos están los flujos monetarios a gran escala. Si el precio de los bonos cae, su rendimiento aumenta (este hecho, está siendo noticia en los últimos días) y ese rendimiento creciente de los bonos compite con las bolsas a la hora de generar rentabilidad para los inversores, pudiendo generar un trasvase de dinero de renta variable a renta fija (de momento insisto que los movimientos son insuficientes para dicho trasvase).
Hasta el momento la situación ha sido la opuesta. La escasa rentabilidad de los bonos fuerza a los inversores a buscar retornos en la renta variable (este es el principal artífice del mercado alcista iniciado en 2009), situación que cambiaría si por la razón que sea, la rentabilidad de la renta fija repunta (o lo que es lo mismo, su precio cae) en los niveles estudiados en este artículo.
Como podéis comprobar, este suceso ha derivado en mercados bajistas a lo largo de la historia (no es que lo diga yo, es que los gráficos así lo indican), por lo que no lo perdáis de vista, ya que si los bonos siguen aumentando su rentabilidad, en los próximos meses podríamos entrar en la fase embrionaria de un nuevo mercado bajista, justo aquella, en la que los grandes tiburones empiezan a distribuir su papel. Es una situación que todavía queda lejana y ni mucho menos está confirmada, pero conviene seguir de cerca con estos acontecimientos en los mercados de deuda.
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